miércoles, 30 de octubre de 2019

CONTRA LOS CRIMINES COMETIDO, Y QUE SIGUEN COMETIÉNDOSE EN CHILE.


El juez español que detuvo a Augusto Pinochet
Baltasar Garzón: Carta abierta al presidente de Chile, Sebastián Piñera
El jurista analiza los motivos que llevaron al estallido a Chile y alerta sobre los peligros de utilizar a los militares para reprimir la protesta social. "El ejército no está preparado para controlar el orden público, sino para hacer la guerra, para doblegar al enemigo o destruirlo", asegura en una carta abierta publicada por el diario digital español infoLibre.
Por Baltazar Garzón
 Señor Presidente:
Soy Baltasar Garzón, el juez español que ordenó la detención de Augusto Pinochet en Londres el 16 de octubre de 1998. No le conozco, ni he mostrado interés en hacerlo. Sí lo he hecho con todos los demás presidentes democráticos de su país, al que tanto quiero. Quizás por el cariño hacia el pueblo chileno y por la defensa que siempre he hecho de las víctimas, mi defensa de los pueblos originarios y de los más vulnerables, he decidido dirigirle esta misiva con profundo dolor e indignación por lo que está ocurriendo en Chile.
Señor Presidente, tal parece que chilenas y chilenos han dicho basta. Y lo están diciendo fuerte y claro. Se trata de un estallido social espontáneo que no está dirigido por partido político alguno. Una simple protesta estudiantil por el alza en el billete de metro, severamente reprimida por la policía, Carabineros de Chile, fue la mecha que encendió la rabia y la ira acumulada durante casi treinta años. Ellos han sido los ejecutores de una medida política ordenada por su gobierno.

Señor Presidente, convendrá conmigo que, debajo del pretendido milagro económico que muchos atribuyen a Pinochet, un modelo de desarrollo mantenido por la transición chilena y la posterior democracia, se esconde el triste récord de ser uno de los diez países más desiguales del mundo, al mismo nivel de Ruanda, según el índice Gini aplicado por el Banco Mundial. Es cierto que en el país existe desarrollo y mucha riqueza, pero sólo para una reducida élite política y empresarial. Asimismo, Chile posee también unas cifras macroeconómicas inmejorables, con un sostenido crecimiento durante décadas, pero con un paulatino y constante empobrecimiento y endeudamiento de la inmensa mayoría de la ciudadanía, que este año alcanzó su máximo histórico, según la prensa y el propio Banco Central. Su país, señor Presidente, también ingresó hace años en el selecto club de las naciones ricas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), como flamante país desarrollado, con altos niveles de productividad y competitividad, pero, nuevamente, a costa de bajos salarios de los trabajadores y de una casi total desprotección social.
Como la máxima autoridad política, usted debe saber que la Constitución que rige actualmente en Chile fue adoptada en plena dictadura militar, mediante la celebración de un referéndum que tuvo lugar mientras los testaferros de Pinochet torturaban, asesinaban y desaparecían a los opositores políticos. Esa Constitución experimentó varias modificaciones para hacer posible la transición y luego la entrada en democracia, y ha sido reformada después en innumerables ocasiones, pero su espíritu y su orientación sigue siendo la misma. No hay un Estado “social” y democrático de Derecho, sino un Estado “liberal” o “neoliberal” o “subsidiario” de Derecho. Ello implica que, salvo excepciones, los servicios públicos del Estado son de mala calidad, pensados para personas de muy escasos recursos o indigentes, por lo que quien quiera acceder a ellos en condiciones adecuadas, debe contratarlos en el mercado. Así ocurre con la educación, con la sanidad, con las pensiones, con el transporte y con un largo etcétera. Realmente, pese a los esfuerzos de algunos gobiernos progresistas, no existe Estado de Bienestar. En la lógica neoliberal el Estado debe ser pequeño, lo más pequeño posible, por lo que si alguien quiere acceder a servicios de calidad, debe pagarlos con sus propios recursos, convirtiendo así a ciudadanas y ciudadanos en meros consumidores de servicios privados.
Es por ello, señor Presidente, que en los últimos años se han dejado ver las protestas de estudiantes secundarios y universitarios, de pensionistas, de trabajadores que reclaman un sueldo digno, sin que sus demandas hayan sido debidamente atendidas. Se ha hecho patente el descontento, la falta de expectativas, la indiferencia de las autoridades y sus promesas incumplidas, sumado a millonarios escándalos de corrupción de grandes empresas, de políticos, incluso del Ejército, del propio cuerpo de Carabineros de Chile y, cómo no, de usted mismo. Usted está acusado de enriquecerse presuntamente en forma ilícita en la dictadura y de evadir impuestos de bienes inmuebles durante treinta años. Todo ello hizo que una leve alza en el precio del metro fuera la gota que rebasó el vaso, unida a una descontrolada y brutal represión policial sobre estudiantes secundarios.

La violencia engendra violencia


Quizás no le guste oír esto, pero usted, como presidente, frente a una protesta social sin precedentes en democracia, y con los neoliberales herederos de Pinochet que gobiernan actualmente el país, no han encontrado mejor salida que implementar una estrategia que conocen muy bien: acudir al Ejército para que los militares nuevamente salgan a la calle a reprimir a la gente.
De más está decir que la violencia engendra más violencia, que no se puede combatir el fuego con gasolina, que con los militares en la calle tarde o temprano habrá heridos graves y más muertos. El ejército no está preparado para controlar el orden público, sino para hacer la guerra, para doblegar al enemigo o destruirlo. Siempre que los militares salen a la calle, incluso si es para “combatir” o “luchar” en una supuesta guerra a la delincuencia, las cosas no han hecho más que empeorar. La delincuencia, los saqueos y desmanes no cesan, sino que a ellos se suma la violencia estatal, que se ejerce de manera indiscriminada y que luego se oculta de la peor manera para garantizar su impunidad. Pero, señor Presidente, usted y el gobierno que dirige se equivocan de objetivo: El pueblo no es el enemigo sino la víctima, y al pueblo hay que protegerlo y no castigarlo con medidas de excepción.

“¡Hemos perdido el miedo!”, dicen chilenas y chilenos en redes sociales, “¡Chile despertó!”, es uno de los lemas de este movimiento social espontáneo que ya comienza a organizarse. “¡Esto no ha hecho más que empezar!”, aseguran otros. “¡Tenemos que seguir!”, afirma un campesino al ver cómo ante las protestas, aquel río seco ayer fluye hoy a caudales después de que una importante empresa liberase el agua injustamente arrebatada a quienes subsisten de la agricultura.
Por nuestra parte, seguimos y seguiremos muy atentos a lo que ocurre en Chile. Sepan que las violaciones de los derechos humanos que se están cometiendo y los crímenes perpetrados en contra de la población civil, esta vez no quedarán en la impunidad porque, además de la Fiscalía de Chile y del Instituto Nacional de Derechos Humanos, existe la Jurisdicción Universal, existe la Corte Penal Internacional, el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y una comunidad internacional atenta y vigilante, que no permitirá que en Chile se vuelvan a repetir los horrores del pasado.
No le quepa duda, señor Presidente, que no somos de la opinión del secretario general de la OEA, que echa la culpa de todo lo que ocurre en Latinoamérica a Cuba, Venezuela, Rafael Correa, Lula da Silva, Cristina Fernández de Kirchner o Alberto Fernández y de quienes discrepan de la ola neoliberal que nuevamente con el patrocinio del norte, como aconteciera en los años 70, asola el continente. Esta vez no nos vamos a dejar engañar ni humillar por aquellos que de nuevo quieren avasallar y acabar con la resistencia y expresión democráticas del pueblo.
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Ex juez, miembro del Consejo latinoamericano de Justicia y Democracia.
Pagina12: 23-10-19

NOTAS DE QUIEN SUSCRIBE: Añadir, las preocupaciones de los politiquillos españolistas (De España).
La gran preocupación por los derechos humanos en Venezuela. Es de obligado cumplimientos señalar a los testaferros de la política española con sus nombres y apellidos: D. Pedro Sánchez, D. Pablo Casado. D. Albert Rivera. D. Pablo Iglesia. Y el recién llegado ultra derechista, fascista, D. Santiago Abascal.
Casi se me olvida el principal representante del franquismo fascista D. Felipe Borbón (Felipe VI).
Había que preguntarle a  (iba decir gentuza) estos perversos hipócritas quienes les han dado a unos 15.000 venezolanos el visado español por humanidad y ahora les dan unas ayudas económicas a 5.000 euros pero no protestan por las casi 40.000 personas que han muertos por el terrible bloqueo que sufren los venezolanos de los perros gobernantes yanquis. Como consecuencia, estos personajillos  se preocupan por los derechos  humanos en Venezuela, Nicaragua y Cuba, por citar tres nada más.
HAY MÁS:
¿Qué dicen del hambre en la Argentina de Mauricio Macri? ¿Qué dicen del fascista homófono de Brasil  Jair Bolsonaro? ¿Qué dicen del asesino y ladrón Juan Orlando de Honduras? ¡Qué dicen de los crimines cometidos contras los exdirigentes de la FARC y pueblo  en general de Colombia de un tal Iban Duque? ¿Qué nos dice de los crímenes cometidos en Chile por el fascista pinochetista Sebastián Piñera? ¿Qué dicen del Judas, traidor, bandido de Lenin Moreno que matan a su pueblo, Ecuador? ¿Qué dicen de los corruptos de Perú encabezado por el tal Martin Vizcarra? ¿Qué dicen del ladrón y fascista de Jovenel Moise, Haití? ¿Qué dijeron del fraude electoral en Guatemala el 11 de agosto saliendo elegido el ladrón-italiano Alejandro Giammattei? ¿Qué dicen de Nayit Bukeli presidente del El Salvador quien se ha dedicado a matar a todos los dirigentes sociales y políticos?
¿Qué dicen? ¿Qué dicen? ¿Qué dicen?
¡¡¡ASESINOS SON; LENIN, DE ECUADOR, COMO TAMBIÉN PICHERA, DE CHILE!!!
Pero más asesinos son los que con  su silencio se convierte cómplices. Todos los gobiernos de esa Europa vieja, que son fascistas, apoyan a los militares chilenos que asesinan y crucifican, van cuatro crucificados, cuando también violadas algunas mujeres y hombres por los asesinos militares carabineros matando a su pueblo quienes les pagan para que coman. ¡¡HAY UNOS 400 NIÑOS MENORE DE EDAD DETENIDOS!!
El silencio es más elocuente que las palabras.
Claro, estas cosas no suceden en Venezuela.
¿Qué dice el tal D. Pedro Sánchez, presidente sin serlo de España, quien le diera a Nicolás Maduro Moros 8 días para que hicieran elecciones acusándolo de dictador?
¿Qué dicen los medios, mal llamado de comunicación, salvo algún artículo sobre Chile o Ecuador sin profundizar en el tema? Mutis por el foro. ¿Será por miedo al imperio yanquis? ¿Dónde está Felipito González Márquez quien dijera que Pinochet se quedaba chiquito al lado de Nicolás Maduro? Maduro ¡¡nunca!! Sacó los militares a la calle para que mataran a su pueblo, a pesar de los cuatro meses que duraron la guarimbas pagadas por los yanquis y los europeos, Piñera, el hijo de Pinochet, le declaró la guerra a su pueblo chileno.
¿Qué dicen toda la basura política española? Nada, no les conviene porque son tal para cual. Es decir, de sus mismas ideologías. Fascista pura y dura.

¡¡¡¡VIVA SALVADOR ALLENDE!!!!

¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMRE!!

¡¡¡VIVA LA REPUBLICA!!!

Saludos republicanos.
La Habana, 31-10-19
Manuel Trujillo Artiles.

miércoles, 9 de octubre de 2019

¡¡¡ CUBA, SÍ!!! ¡¡¡ YANQUIS, NO!!!


«Los gobiernos de Estados Unidos nos han dado una posibilidad de luchar a plenitud al bloquearnos, hostigarnos constantemente y excluirnos de todo, felices incluso de estar excluidos a cambio de la libertad de poder hablar sin compromisos en cualquier tribuna del mundo donde hay tantas causas justas que defender.» (Discurso pronunciado en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela). Fidel Castro Ruz.
Lo siguiente es la intervención del Ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla,  durante la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas ONU en su 74 período de sesiones  el día 27 de septiembre.
Señor Presidente; Señores Jefes de Estado y de Gobierno;
Distinguidas delegadas y delegados:

Expreso sinceras condolencias a la Mancomunidad de las Bahamas por las pérdidas de vidas y la terrible destrucción debidas al huracán Dorian.  Llamo a la comunidad internacional a movilizar recursos para dar ayuda.
Señor Presidente:
Denuncio ante la Asamblea General de las Naciones Unidas que el Gobierno de Estados Unidos ha iniciado en los últimos meses la aplicación de medidas criminales, no convencionales, para impedir el abastecimiento de combustible a nuestro país desde diversos mercados, mediante la amenaza y persecución a las compañías que lo transportan, a los gobiernos de registro y bandera, navieras y empresas de seguros.
Como resultado, hemos encarado severas dificultades para garantizar el suministro de combustible requerido para la actividad cotidiana del país, lo que nos obligó a adoptar medidas temporales de emergencia, solo posibles en un país organizado, con un pueblo unido y solidario, dispuesto a defenderse de la agresión extranjera y a preservar la justicia social alcanzada.
En el último año, el Gobierno estadounidense ha incrementado cualitativamente sus medidas de hostilidad y bloqueo contra Cuba.  Ha impuesto escollos adicionales al comercio exterior e incrementado la persecución de nuestras relaciones bancario-financieras con el resto del mundo.  Ha limitado en extremo los viajes y cualquier interacción entre ambos pueblos.  Obstaculiza los vínculos y contactos con su patria de los cubanos que viven en los Estados Unidos.
Guía hasta hoy la estrategia del imperialismo contra Cuba el infame memorando suscrito en 1960 por el subsecretario de Estado Léster Mallory que cito: “… No existe una oposición política efectiva (…)  El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…)  Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…)  negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
La ilegal Ley Helms-Burton de 1996 guía la conducta agresiva de los Estados Unidos contra Cuba.  Su esencia es la pretensión descarnada de cuestionar el derecho a la libre determinación y la independencia de la nación cubana.
Concibe también la imposición de la autoridad legal estadounidense y la jurisdicción de sus tribunales sobre las relaciones comerciales y financieras de cualquier país con Cuba para atropellar el Derecho Internacional, la jurisdicción nacional y de terceros Estados, y establecer la supuesta primacía de la ley y la voluntad política de los Estados Unidos sobre ellos.
El bloqueo económico, comercial y financiero continúa siendo el principal obstáculo para el desarrollo de nuestro país  y para el avance del proceso de actualización del Modelo Socialista de Desarrollo Económico y Social que nuestro país se ha trazado. Las nuevas medidas afectan particularmente al sector no estatal de nuestra economía.
Cada año, Estados Unidos destina decenas de millones de dólares del presupuesto federal a la subversión política, con el ánimo de confundir y debilitar la unidad de nuestro pueblo, que se articula con una concertada campaña de propaganda orientada a desacreditar a la Revolución, a sus dirigentes, su glorioso legado histórico, a denigrar las políticas económicas y sociales en favor del desarrollo y la justicia y a destruir las ideas del socialismo.
El pasado jueves, sobre la base de burdas calumnias, el Departamento de Estado anunció que el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, no podrá recibir visa de entrada a este país.  Se trata de una acción, sin efecto práctico, dirigida a ultrajar la dignidad de Cuba y los sentimientos de nuestro pueblo. Es una migaja electorera que se lanza a la extrema derecha cubanoamericana.  Sin embargo, las falsedades abiertas y ofensivas que se utilizan para pretender justificarla, y que rechazo en los términos más enérgicos, reflejan la bajeza y podredumbre a la que tiene que acudir este Gobierno estadounidense, ahogado en la corrupción, la mentira y la inmoralidad.
Todas son acciones que transgreden el Derecho Internacional y violan la Carta de las Naciones Unidas.
El más reciente pretexto, reiterado aquí el pasado martes por el Presidente Donald Trump, es culpar a Cuba del fracaso del plan de derrocar por la fuerza al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela.  Para escamotear la proeza al pueblo venezolano, los voceros yanquis utilizan repetitivamente la vulgar calumnia de que nuestro país tiene “entre 20 000 y 25 000 efectivos militares en Venezuela”, y que “el imperialismo cubano ejerce dominio” sobre ese país.
Unos minutos antes, ese martes, el Presidente de Brasil había usado en este podio el libreto de falsedades escrito en Washington, aumentadas con la desvergonzada cifra de “unos 60 000 efectivos militares” cubanos en Venezuela.
Como parte de su obsesión anticubana, el actual Gobierno de los Estados Unidos, con eco brasileño, ataca los programas de cooperación médica internacional que Cuba comparte con decenas de países en desarrollo,  dirigidos a las comunidades más necesitadas, basados  en el sentido de la solidaridad y la disposición libremente voluntaria de cientos de miles de profesionales cubanos, que se ejecutan sobre la base de acuerdos de cooperación firmados con los gobiernos de esos países y disfrutan, desde hace muchos años, del reconocimiento de la comunidad internacional, de esta propia Organización y de la Organización Mundial de la Salud como una muestra ejemplar de la Cooperación Sur-Sur.
Como resultado, muchas comunidades brasileñas fueron privadas del servicio de salud gratuito y de calidad que, bajo el programa “Más Médicos”, prestaban miles de profesionales cubanos.
No han faltado en este periodo las amenazas ni los chantajes más desfachatados, ni inmorales invitaciones a que nuestro país traicione sus principios y sus compromisos internacionales a cambio de petróleo en condiciones preferenciales y dudosas amistades.
Al conmemorar el aniversario 60 del triunfo revolucionario con el que los cubanos alcanzamos la verdadera y definitiva independencia, el Primer Secretario Raúl Castro, expresó: “... los cubanos estamos preparados para resistir un escenario de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más equilibradas en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar”.
Hemos reiterado que, aun en las actuales circunstancias, no renunciamos a la voluntad de desarrollar una relación civilizada con los Estados Unidos, basada en el respeto mutuo y el reconocimiento a nuestras profundas diferencias.
Sabemos que ese es el deseo de nuestro pueblo y el sentimiento que comparten la mayor parte del pueblo de los Estados Unidos y los cubanos que viven en este país.
Confirmo de igual modo que la agresión económica, por muy dura que sea, las amenazas y chantajes no nos arrancarán ni una sola concesión.  Quien conozca la historia de los cubanos en la larga lucha por lograr la emancipación y en la firme defensa de la libertad y la justicia conquistadas, entenderá sin equivocaciones el peso, la sinceridad y la autoridad de estas convicciones y planteamientos de nuestro pueblo.
Señor Presidente:
La relación bilateral entre Cuba y Venezuela se basa en el respeto mutuo y en la verdadera solidaridad.  Respaldamos sin vacilación al Gobierno legítimo que preside el compañero Nicolás Maduro Moros y la unión cívico-militar del pueblo bolivariano y chavista.
Condenamos la conducta del Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela centrada en la promoción de golpes de Estado, magnicidios, guerra económica y sabotaje al suministro de electricidad.  Rechazamos la aplicación de severas medidas coercitivas unilaterales y el despojo de sus activos, empresas e ingresos por exportaciones.  Estas acciones constituyen una grave amenaza a la paz y la seguridad regionales, y una agresión directa a la población venezolana, a la que se pretende doblegar por las vías más crueles.
Llamamos a todos a tomar conciencia de estos hechos, a reclamar el cese de las medidas coercitivas unilaterales, a rechazar el uso de la fuerza y a alentar el diálogo respetuoso sobre la base de los principios del Derecho Internacional y el ordenamiento constitucional de ese país.
Hace pocos días, Estados Unidos y un puñado de países decidieron activar el obsoleto Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca que contempla la utilización de la fuerza militar.  Es una absurda decisión que representa un retroceso histórico y un peligro para la paz y seguridad regionales que pretende justificar, mediante un artificio legal, la intervención en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela.
Es también una grosera violación de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que sus Jefes de Estado y Gobierno firmaron en La Habana, en enero de 2014.  Similar significado tiene la decisión estadounidense de resucitar a la funesta Doctrina Monroe, instrumento de dominación del imperialismo bajo el que ocurrieron en Nuestra América intervenciones e invasiones militares, golpes de Estado, dictaduras militares y los crímenes más horrendos.
Como vimos hace pocos días en esta Asamblea, el Presidente de los Estados Unidos suele atacar al socialismo en repetidos pronunciamientos públicos, con fines claramente electorales, a la vez que promueve una intolerancia macartista contra quienes creen en la posibilidad de un mundo mejor y tienen la esperanza de vivir en paz, en armonía sostenible con la naturaleza y en solidaridad con los demás.
El presidente Trump ignora o pretende ocultar que el capitalismo neoliberal es responsable de la creciente desigualdad económica y social que hoy sufren, incluso, las sociedades más desarrolladas, y que, por su naturaleza, fomenta la corrupción, la marginalización social, el crecimiento del crimen, la intolerancia racial y la xenofobia; y olvida o desconoce que del capitalismo surgieron el fascismo, el apartheid y el imperialismo.
El Gobierno de Estados Unidos encabeza una  grosera persecución contra líderes políticos y movimientos populares y sociales, mediante campañas de calumnias y procesos judiciales escandalosamente manipulados y políticamente motivados, para revertir las políticas que, mediante el control soberano sobre los recursos naturales y la eliminación gradual de diferencias sociales, construyeron sociedades más justas y solidarias, que representaron una salida a la crisis económica y social, y una esperanza para los pueblos de América.
Así hicieron con el ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, para quien reclamamos libertad.
Rechazamos los intentos dirigidos desde Washington para desestabilizar al Gobierno de Nicaragua, y ratificamos la invariable solidaridad con el presidente Daniel Ortega.
Nos solidarizamos con las naciones del Caribe que solicitan legítima reparación por las horrorosas secuelas de la esclavitud, así como el trato justo, especial y diferenciado que merecen.
Ratificamos nuestro compromiso histórico con la libre determinación y la independencia del hermano pueblo de Puerto Rico.
Apoyamos el legítimo reclamo de soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias del Sur.
Señor Presidente:
La conducta del actual Gobierno de los Estados Unidos y su estrategia de dominación militar y nuclear constituyen una amenaza para la paz y la seguridad internacionales.  Mantiene cerca de 800 bases militares en todo el mundo.  Avanza proyectos de militarización del espacio ultraterrestre y del ciberespacio, así como el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las comunicaciones para agredir a otros Estados.  La retirada de Estados Unidos del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y el inmediato inicio de pruebas de misiles de alcance medio pretenden abrir una nueva carrera armamentista.
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmó el año pasado ante esta Asamblea: “… El ejercicio del multilateralismo y el respeto pleno a los principios y normas del Derecho Internacional para avanzar hacia un mundo multipolar, democrático y equitativo son requerimientos para garantizar la convivencia pacífica, preservar la paz y la seguridad internacionales y encontrar soluciones duraderas a los problemas sistémicos”.
Reiteramos el apoyo irrestricto a una solución amplia, justa y duradera para el conflicto israelo-palestino, sobre la base de la creación de dos Estados, que permita al pueblo palestino ejercer el derecho a la libre determinación y a disponer de un Estado independiente y soberano en las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén Oriental como su capital.  Rechazamos la acción unilateral de los Estados Unidos de establecer su representación diplomática en la ciudad de Jerusalén.  Condenamos la violencia de las fuerzas israelíes contra la población civil en Palestina y las amenazas de anexión de territorios de la Cisjordania ocupada.
Reafirmamos nuestra invariable solidaridad con el pueblo saharaui y el apoyo a la búsqueda de una respuesta a la cuestión del Sahara Occidental que le permita el ejercicio del derecho a la libre determinación y a vivir en paz en su territorio.
Apoyamos la búsqueda de una solución pacífica y negociada a la situación impuesta a Siria, sin injerencia externa y con pleno respeto a su soberanía e integridad territorial.  Rechazamos cualquier intervención directa o indirecta sin el acuerdo de las autoridades legítimas de ese país.
Expresamos nuestra solidaridad con la República Islámica de Irán ante la escalada agresiva de los Estados Unidos.  Rechazamos la retirada unilateral de Estados Unidos del Acuerdo Nuclear con Irán.  Llamamos al diálogo y a la cooperación, sobre la base de los principios del Derecho Internacional.
Damos la bienvenida al proceso de diálogo intercoreano.  Solo mediante las negociaciones se puede lograr una solución política duradera en la península coreana.  Condenamos enérgicamente la imposición de sanciones unilaterales e injustas contra la República Popular Democrática de Corea.
La continuada expansión de la OTAN hacia las fronteras con Rusia provoca serios peligros, agravados por la imposición de sanciones arbitrarias, que rechazamos.
Señor Presidente:
Apoyamos, con admiración, el llamado de las recientes marchas de estudiantes y jóvenes.  El cambio climático, algunos de cuyos efectos son ya irreversibles, amenaza la supervivencia de todos, en particular de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.
El capitalismo es insostenible.  Sus patrones irracionales e insostenibles de producción y consumo y la creciente e injusta concentración de la riqueza son la principal amenaza al equilibrio ecológico del planeta.  No habrá desarrollo sostenible sin justicia social.
El tratamiento especial y diferenciado a los países del Sur en las relaciones económicas internacionales no puede seguir siendo soslayado.
La emergencia en la Amazonía nos impulsa a la búsqueda de soluciones mediante la cooperación de todos, sin exclusiones ni politización, con pleno respeto a la soberanía de los Estados.
Señor Presidente:
Prolifera la corrupción de los sistemas políticos y de los modelos electorales y su creciente distancia de la voluntad de los pueblos.  Poderosas y exclusivas minorías, en particular los grupos corporativos, deciden la naturaleza y composición de gobiernos, parlamentos e  instituciones de impartición de justicia y aplicación de la ley.
Tras el fracaso de su pretensión de someter el Consejo de Derechos Humanos, el Gobierno estadounidense optó por abandonarlo para obstaculizar aún más el diálogo y la cooperación internacional en la materia.
No es noticia que deba sorprendernos.  Estados Unidos es un país donde los derechos humanos se violan de forma sistemática y muchas veces de manera deliberada y flagrante.  Treinta y seis mil 383 personas —cien por día— fallecieron en este país en 2018 por armas de fuego, mientras el Gobierno protege a los productores y comerciantes de ellas a costa de la seguridad de los ciudadanos.  Noventa y un mil 757 estadounidenses mueren cada año de enfermedades cardiacas, por falta de tratamiento adecuado.  La mortalidad infantil y materna entre afroamericanos es el doble de la población blanca.  Veintiocho millones de ciudadanos estadounidenses no tienen seguro médico ni acceso real a servicios de salud; 32 millones no pueden leer ni escribir funcionalmente; 2,2 millones de ciudadanos estadounidenses están encarcelados; 4,7 millones bajo libertad condicional y se producen 10 millones de arrestos al año.  Se entiende entonces por qué el Presidente se ocupa en atacar al socialismo.
Rechazamos la politización, la selectividad, los enfoques punitivos y los dobles raseros en el tratamiento de la cuestión de los derechos humanos.  Cuba permanecerá comprometida con el ejercicio, por parte de todas las personas y todos los pueblos, de todos los derechos humanos, en particular, a la paz, a la vida, al desarrollo y a la libre determinación.
Debemos impedir que se imponga un modelo cultural único, totalitario y avasallador que destroce las culturas nacionales, las identidades, la historia, la memoria, los símbolos, la individualidad, y que silencie los problemas estructurales del capitalismo que provoca una desigualdad lacerante que aumenta sin cesar.
El capitalismo llamado “cognitivo” ofrece lo mismo.  El capital digital corona las cadenas de valor mundiales, concentra la propiedad de los datos digitales, explota la identidad, la información y el conocimiento y amenaza la libertad y democracia ya menguadas analógicamente.  Necesitamos otras formas de pensamiento propio, humanista y contra-hegemónico y una acción política decidida para articular la movilización popular en las redes, en las calles y en las urnas.
Los Estados independientes necesitan ejercer soberanía sobre el ciberespacio, abandonar el espejismo de las llamadas “sociedad en red” o la “era del acceso” y, en vez de ello, democratizar la gobernanza de Internet.
Señor Presidente:
El pensamiento poderoso y universal del Apóstol de la independencia José Martí continúa inspirando y alentando a los cubanos de las nuevas generaciones.  Sus palabras escritas pocas horas antes de enfrentar la muerte en combate tienen hoy particular relevancia y cito: “... ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.  Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.
Fuerza similar tienen las palabras de Antonio Maceo, quien en 1888 escribió: “Quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”.
Es esta la misma y única Revolución Cubana comandada por Fidel Castro Ruz y que ahora encabezan el Primer Secretario Raúl Castro y el Presidente Miguel Díaz-Canel.
Y si, a estas alturas, alguien pretende todavía hacer rendir a la Revolución Cubana, o espera que las nuevas generaciones de cubanas y cubanos traicionen su pasado y renuncien a su futuro, repetiremos con el ímpetu de Fidel:
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)
Granma: 28-09-19
¡¡¡VIVA LA REPUBLICA!!!
Saludos reublicanos.
La Habana, 09-10-19
Manuel Trujillo Artiles.
NOTA: Lo  en rojo es de quien suscribe.