“Pero el rebaño volverá a reunirse, volverá a la obediencia
y para siempre. Entonces nosotros daremos a los hombres una felicidad dulce y
humilde, adaptada a débiles criaturas como ellos. Y los convenceremos de que no
deben enorgullecerse, cosa que les enseñaste tú al ennoblecerlos. Nosotros les
demostraremos que son débiles, que son infelices criaturas y, al mismo tiempo,
que la felicidad infantil es la más deliciosa. Entonces se mostrarán tímidos,
no nos perderán de vista y se apiñarán en torno de nosotros amedrentados, como
una tierna nidada bajo el ala de la madre. Experimentarán una mezcla de asombro
y temor y admirarán la energía y la inteligencia que habremos demostrado al
subyugar a la multitud innumerable de rebeldes. Nuestra cólera los hará
temblar, los invadirá la timidez, sus ojos se llenarán de lágrimas como los de
los niños y las mujeres, pero bastará que les hagamos una seña para que su
pesar se convierta en un instante en alborozo infantil. Desde luego, los
haremos trabajar, pero organizaremos su vida de modo que en las horas de recreo
jueguen como niños entre cantos y danzas inocentes. Incluso les permitiremos
pecar, ya que son débiles, y por esta concesión nos profesarán un amor infantil.
Les diremos que todos los pecados se redimen si se cometen con nuestro permiso,
que les permitimos pecar porque los queremos y que cargaremos nosotros con el
castigo. Y ellos nos mirarán como bienhechores al ver que nos hacemos
responsables de sus pecados ante Dios. Y ya nunca tendrán secretos para
nosotros.
Los Hermanos Karamazov, 2ª Parte, Libro V, Capítulo IV –
Rebeldía)”
Éramos
muy pequeños cuando se nos decía que para ir al cielo había que estar libres de
pecados. Que además el cielo era algo plano y que San Pedro nos esperaba a la
puerta para abrírnosla si estábamos libres de dichos pecado. Que Dios nos
recibiría con los brazos abiertos. En caso contrario nos mandaba al infierno.
Este se nos había dicho que era en el centro de la tierra. Además que el señor
Dios nos recibiría con fiestas y demás cosas.
Y
nos la creíamos como algo sagrado. Y nos
hacía sentir muy bien. Espiritualmente, claro.
Luego
va pasando el tiempo y vamos creciendo. Recordamos como los/as niños/as cuando
íbamos hacer la primera comunión se nos dividía en tres filas: la primera
los/as niños/as de primera clases muy bien vestidos de princesa o príncipe; la
segunda los/as niños/as más o menos bien vestidos y la tercera los que llevamos
alpargatas de suela de goma. Esto sucedía dentro de la Iglesia.
Pero
seguimos creciendo y vamos observando de cómo se hace los entierros de los
fallecidos: también hay de primera clase, de segunda y de tercera.
En
las tres clases el cuerpo del fallecido se lleva hasta la Iglesia. Allí los
recibe el cura.
Los
de primera clase son recibidos por tres curas, el sacristán y tres monigotes.
Luego son acompañados hasta el cementerio. Por el camino paran tres veces para
echarle el agua vendita.
Los
de segundo clase son recibidos por dos curas, el sacristán y dos monigotes. El
difunto es acompañados hasta casi la mitad del recorrido hasta llegar al
cementerio haciendo dos paradas para echarle el agua vendita.
Los
de tercera son recibidos por un cura, el sacristán y un monigote. El recorrido
es una cuarta parte hasta llegar al cementerio. Una sola vez se le echa el agua
vendita.
Era
de obligado cumplimiento llevar a los fallecidos hasta la Iglesia. Los
familiares como algunos amigos del finado confesaban por si se había pecado con
el difunto y no era cuestión de este estuviera molesto.
Hoy
se fallece y el cuerpo se lleva hasta un Tanatorio y un señor se despide del
fallecido y consuela a sus familiares y amigos.
Bien,
no quisiéramos erizar el rizo sobre tanta mierda e injusticia clerical. Es que la Iglesia Católica Apostólica y Romana a través de su historia ha
cometido tantos errores y mentiras que se nos hace difícil que a estas altura
de la historia se continúe creyendo porque hay un dicho que dice: “No siento
que me hayas mentido, si no que ya no te creeré más”.
A Galileo
lo condenaron por decir que el sol estaba fijo y era la tierra que giraba a su
alrededor. Al respecto dice la sentencia:
Aquí la sentencia de la Inquisición en
contra de Galileo Galilei:
“Por cuanto tú, Galileo, hijo del
difunto Vincenzio Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste
denunciado, en 1615, a este Santo Oficio, por sostener como verdadera una falsa
doctrina enseñada por muchos, a saber: que el Sol está inmóvil en el centro del
mundo y que la Tierra se mueve y posee también un movimiento diurno; así como
por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por
mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes;
así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del Sol, en las que
desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las
objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando
dichas Escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada
la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para
una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de
Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y
autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este sagrado tribunal, deseoso de
prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en
menoscabo de la sagrada fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los
eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las
dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra,
según los calificadores teológicos, como sigue:
1. La proposición de ser el Sol el
centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y
formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas
Escrituras.
2. La proposición de no ser la Tierra
el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento
diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente
considerada, por lo menos, errónea en la fe.
Pero, estando decidida en esta ocasión
a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el
25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Bellarmino te
prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares
hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a
no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas
prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el
palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Bellarmino,
después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste
conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar
del todo a la mencionada opinión falsa y, en el futuro, no defenderla ni
enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de
prometer obediencia a ello, fuiste despachado.
Y con el fin de que una doctrina tan
perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con
grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente
de la Sagrada Congregación del índice, prohibiendo los libros que tratan de
esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina
Escritura.
Y por cuanto después ha aparecido un
libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a
saber: El diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del
mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha
oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno
diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad
del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado
en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez
que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había
sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para
inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual
es asimismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo
probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la
Divina Escritura. Por eso, por nuestra orden, has sido citado en este Santo
Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado
libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a
escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden
antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para
publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso que habías
recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo.
También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la
doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la
convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en
un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por
consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias
sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al
inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y
plausibles.
Y después de haberse concedido tiempo
prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de
letra de su eminencia el cardenal Bellarmino, conseguido, según dijiste, por ti
mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus
enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido
castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías
abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por
Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del índice, te había sido
comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y
de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso
no puede ser sostenida ni defendida. Por lo que al no haberse hecho allí
mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de ‘no enseñar’ y ‘de
ningún modo’, argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince
años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la
que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para
publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino
para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero
este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu
ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a
las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a
argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por
ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato
que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber
revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a
un examen riguroso, en el que contestaste como buen católico.
Por eso, habiendo visto y considerado
seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo
lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la
sentencia contra ti, que se escribe a continuación:
Invocando el sagrado nombre de Nuestro
Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos ésta nuestra
final sentencia, la que, reunidos en Consejo y tribunal con los reverendos
maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos derechos, nuestros
asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias
entre el magnífico Cario Sincereo, doctor en ambos derechos, fiscal procurador
del Santo Oficio, por un lado, y tú, Galileo Galilei, acusado, juzgado y
convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú,
Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este
escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente
sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la
doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que
el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de este a oeste, y de que
la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión
puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y
decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has
incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los
sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra
delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto,
siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia
abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier
otro error y herejía contrarios a la Iglesia Católica y Apostólica de Roma, en
la forma que ahora se te dirá.
Pero para que tu lastimoso y
pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas
más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan
de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo
Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal
de este Santo Oficio por un periodo determinable a nuestra voluntad, y por vía
de saludable penitencia, te ordenamos que durante los tres próximos años
recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el
poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado
castigo o penitencia.”(*)
Pero…la Iglesia
siempre precavida ante las mentiras adelanta que:
“Vale la pena destacar que las
autoridades de la Iglesia no consideraban este juicio como irreversible y el
Cardenal Bellarmino, una de las autoridades más influyentes en el Sacro
Colegio, escribió a Foscarini, un carmelita que apoyaba las tesis de Galileo,
este párrafo tremendamente significativo: "Afirmo que si se encuentra una prueba real de que el sol está
fijo y que no se mueve alrededor de la tierra, sino que es la tierra la que
gira alrededor del sol, entonces será necesario, muy cuidadosamente, proceder a
explicar los pasajes de la Escritura que parecen contradecirlo y deberíamos
decir que nosotros los hemos malinterpretado antes que decir que es falso lo
que está demostrado.”
En 1633, Galileo Galilei fue obligado por la Inquisición a
abjurar de su teoría sobre el hecho de que era la Tierra que giraba en torno al
Sol y no al revés, como afirmaba la Iglesia. ... Después 359 años, cuatro meses
y nueve días, en 1992, Juan Pablo II rehabilitó a Galilei y canceló su condena. (**)
DIOS:
¿Quien en Dios? Nadie lo ha
visto. Salvo algunas fotos que se nos ha mostrado un señor encima de una nube
con barba blanca y en un triangulo y precisamente no con cara de buen amigo.
Pero para no incidir y no ofender
en quien crea en ese señor digamos por ejemplo de que si ese señor es en quien
los presidentes de los Estados Unidos siempre imploran (“Dios salve a América”) y a quien pide que los protejan, entonces
estamos en condiciones de decir que ese Dios está con los asesinos y
terroristas de la humanidad. ¿Cómo es posible que el resto de la humanidad que deseamos
vivir en paz no podamos cagarnos en
alguien que nos quiere ver muerto y además quién protege a nuestros asesinos?
¿El síndrome de Estocolmo?
Debería ver otra posibilidad: Los
pobres tener otro Dios que nos defiendan. Pero la Iglesia siempre han tratado a
los que no les creen de herejes. Y muchos de estos herejes-comunistas-judiomasonicos-satanicos
por serlo han tenido que pasar la prueba del fuego amarrado a un poste. Cuando
también fusilado y obligado a confesarse ante el cura. Bien y mucho sabe el
fascismo de lo que decimos. Véase la
historia de España incluyendo a su colonia Las Islas Canarias.
Wily Toledo:
Según nos dice el
periódico digital “Publico.es” de fecha 26-09-18 ha sido procesado por cagarse
en Dios y en la Virgen María.
“Endika Zulueta, el abogado de Toledo,
ha explicado a través del mismo comunicado que "el juez fundamenta su
resolución en que los mensajes contienen frases potencialmente ofensivas para
la religión católica y sus practicantes y, por ello, indiciariamente
subsumibles en el delito del artículo 525 del código penal".
Zulueta ha criticado
esta resolución del juez, al que acusa de "olvidar que el código penal de
un Estado aconfesional no está para proteger religión alguna, lo que sí sucedía
en el código penal de la dictadura militar franquista".
Amén.
El grito de los
franquistas-fascistas: “Dios salve al
Rey” y “caudillo de España por la gracia de Dios”. Quien tendrá siempre la
consideración de criminal de guerra y de gran dictador en el tiempo que se
llamó la Paz que él mismo se encargó de establecer, la de los Cementerios y
llenar las cunetas de hombres, mujeres, ancianos y niños cuando también por la
Cima de Jinamar, Mar Fea y por tantos huecos
que se le apareciera. Criaturas que tanto el caudillo como sus compinches de la
Iglesia consideraban enemigos del pueblo.
Mientras, como pago a
tanta fidelidad del caudillo, la iglesia llevaba a este bajo palio.
¿Estábamos
o estamos en un Estado fascista?
“En su escrito, Zulueta
afirma que esas expresiones "se enmarcan en un contexto de sana crítica
política con un evidente sentido satírico". Y ha añadido que el hecho
de que pueda abrirse juicio contra el actor, "implica clara y rotundamente
que en este país se está criminalizando la libertad de expresión, y lo que es
más grave, la libertad de pensamiento".
Después
359 años, cuatro meses y nueve días, en 1992, Juan Pablo II rehabilitó a
Galilei y canceló su condena.
¿Tendrá que esperar otros casi 400
años Wily Toledo para reconocer que todo
ha sido una mentira y que Dios nunca existió como tampoco la virgen no era tan
virgen?
"¡¡Que levante la mano quien no se
haya cagado en Dios y la Virgen alguna vez!!"
Sería muy interesante
que se hiciera una encuesta a nivel de todo el Estado español con una sola
pregunta: ¿Se ha cagado usted alguna vez en Dios, en la Virgen y en todo los
santos? La sorpresa sería mayúscula ya que el 98 % le diría que en más de una
ocasión y hasta casi a diario.
¡¡¡VIVA LA REPUBLICA!!!
Saludos republicanos.
La Habana, 27-09-18
Manuel Trujillo Artiles.
(*)
Extraído del Google.
(**)
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“ “