«Los gobiernos de Estados Unidos nos han dado una
posibilidad de luchar a plenitud al bloquearnos, hostigarnos constantemente y
excluirnos de todo, felices incluso de estar excluidos a cambio de la libertad
de poder hablar sin compromisos en cualquier tribuna del mundo donde hay tantas
causas justas que defender.» (Discurso pronunciado en el Aula Magna de la
Universidad Central de Venezuela). Fidel Castro Ruz.
Lo siguiente es la intervención del Ministro de
Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, durante la Asamblea de la Organización de
Naciones Unidas ONU en su 74 período de
sesiones el día 27 de septiembre.
Señor Presidente; Señores Jefes de Estado y de Gobierno;
Distinguidas delegadas y delegados:
Expreso sinceras condolencias a
la Mancomunidad de las Bahamas por las pérdidas de vidas y la terrible
destrucción debidas al huracán Dorian. Llamo a la comunidad internacional
a movilizar recursos para dar ayuda.
Señor Presidente:
Denuncio ante la Asamblea General
de las Naciones Unidas que el Gobierno de Estados Unidos ha iniciado en los
últimos meses la aplicación de medidas criminales, no convencionales, para
impedir el abastecimiento de combustible a nuestro país desde diversos
mercados, mediante la amenaza y persecución a las compañías que lo transportan,
a los gobiernos de registro y bandera, navieras y empresas de seguros.
Como resultado, hemos encarado
severas dificultades para garantizar el suministro de combustible requerido
para la actividad cotidiana del país, lo que nos obligó a adoptar medidas
temporales de emergencia, solo posibles en un país organizado, con un pueblo
unido y solidario, dispuesto a defenderse de la agresión extranjera y a
preservar la justicia social alcanzada.
En el último año, el Gobierno
estadounidense ha incrementado cualitativamente sus medidas de hostilidad y
bloqueo contra Cuba. Ha impuesto escollos adicionales al comercio
exterior e incrementado la persecución de nuestras relaciones
bancario-financieras con el resto del mundo. Ha limitado en extremo los
viajes y cualquier interacción entre ambos pueblos. Obstaculiza los
vínculos y contactos con su patria de los cubanos que viven en los Estados
Unidos.
Guía hasta hoy la estrategia del
imperialismo contra Cuba el infame memorando suscrito en 1960 por el
subsecretario de Estado Léster Mallory que cito: “… No existe una oposición
política efectiva (…) El único medio posible para hacerle perder el apoyo
interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la
insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica
rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica
(…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los
salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación
y el derrocamiento del gobierno”.
La ilegal Ley Helms-Burton de
1996 guía la conducta agresiva de los Estados Unidos contra Cuba. Su
esencia es la pretensión descarnada de cuestionar el derecho a la libre
determinación y la independencia de la nación cubana.
Concibe también la imposición de
la autoridad legal estadounidense y la jurisdicción de sus tribunales sobre las
relaciones comerciales y financieras de cualquier país con Cuba para atropellar
el Derecho Internacional, la jurisdicción nacional y de terceros Estados, y
establecer la supuesta primacía de la ley y la voluntad política de los Estados
Unidos sobre ellos.
El bloqueo económico, comercial y
financiero continúa siendo el principal obstáculo para el desarrollo de
nuestro país y para el avance del proceso de actualización del Modelo
Socialista de Desarrollo Económico y Social que nuestro país se ha
trazado. Las nuevas medidas afectan particularmente al sector no estatal
de nuestra economía.
Cada año, Estados Unidos
destina decenas de millones de dólares del presupuesto federal a la subversión
política, con el ánimo de confundir y debilitar la unidad de nuestro pueblo,
que se articula con una concertada campaña de propaganda orientada a
desacreditar a la Revolución, a sus dirigentes, su glorioso legado histórico, a
denigrar las políticas económicas y sociales en favor del desarrollo y la
justicia y a destruir las ideas del socialismo.
El pasado jueves, sobre la base
de burdas calumnias, el Departamento de Estado anunció que el Primer Secretario
del Partido Comunista de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, no podrá
recibir visa de entrada a este país. Se trata de una acción, sin efecto
práctico, dirigida a ultrajar la dignidad de Cuba y los sentimientos de nuestro
pueblo. Es una migaja electorera que se lanza a la extrema derecha
cubanoamericana. Sin embargo, las falsedades abiertas y ofensivas que se
utilizan para pretender justificarla, y que rechazo en los términos más
enérgicos, reflejan la bajeza y podredumbre a la que tiene que acudir este
Gobierno estadounidense, ahogado en la corrupción, la mentira y la inmoralidad.
Todas son acciones que
transgreden el Derecho Internacional y violan la Carta de las Naciones Unidas.
El más reciente
pretexto, reiterado aquí el pasado martes por el Presidente Donald Trump,
es culpar a Cuba del fracaso del plan de derrocar por la fuerza al Gobierno de
la República Bolivariana de Venezuela. Para escamotear la proeza al
pueblo venezolano, los voceros yanquis utilizan repetitivamente la vulgar
calumnia de que nuestro país tiene “entre 20 000 y 25 000 efectivos
militares en Venezuela”, y que “el imperialismo cubano ejerce dominio” sobre
ese país.
Unos minutos antes, ese martes,
el Presidente de Brasil había usado en este podio el libreto de falsedades
escrito en Washington, aumentadas con la desvergonzada cifra de “unos 60 000 efectivos militares” cubanos en
Venezuela.
Como parte de su obsesión
anticubana, el actual Gobierno de los Estados Unidos, con eco brasileño, ataca
los programas de cooperación médica internacional que Cuba comparte con decenas
de países en desarrollo, dirigidos a las comunidades más necesitadas,
basados en el sentido de la solidaridad y la disposición libremente
voluntaria de cientos de miles de profesionales cubanos, que se ejecutan sobre
la base de acuerdos de cooperación firmados con los gobiernos de esos países y
disfrutan, desde hace muchos años, del reconocimiento de la comunidad
internacional, de esta propia Organización y de la Organización Mundial de la
Salud como una muestra ejemplar de la Cooperación Sur-Sur.
Como resultado, muchas
comunidades brasileñas fueron privadas del servicio de salud gratuito y de
calidad que, bajo el programa “Más Médicos”, prestaban miles de profesionales
cubanos.
No han faltado en este periodo
las amenazas ni los chantajes más desfachatados, ni inmorales invitaciones a
que nuestro país traicione sus principios y sus compromisos internacionales a
cambio de petróleo en condiciones preferenciales y dudosas amistades.
Al conmemorar el aniversario 60
del triunfo revolucionario con el que los cubanos alcanzamos la verdadera y
definitiva independencia, el Primer Secretario Raúl Castro, expresó: “... los cubanos estamos preparados para resistir un
escenario de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más
equilibradas en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar”.
Hemos reiterado que, aun en las
actuales circunstancias, no renunciamos a la voluntad de desarrollar una
relación civilizada con los Estados Unidos, basada en el respeto mutuo y el
reconocimiento a nuestras profundas diferencias.
Sabemos que ese es el deseo de
nuestro pueblo y el sentimiento que comparten la mayor parte del pueblo de los
Estados Unidos y los cubanos que viven en este país.
Confirmo de igual modo que la
agresión económica, por muy dura que sea, las amenazas y chantajes no nos
arrancarán ni una sola concesión. Quien conozca la historia de los
cubanos en la larga lucha por lograr la emancipación y en la firme defensa de
la libertad y la justicia conquistadas, entenderá sin equivocaciones el peso,
la sinceridad y la autoridad de estas convicciones y planteamientos de nuestro
pueblo.
Señor Presidente:
La relación bilateral entre Cuba
y Venezuela se basa en el respeto mutuo y en la verdadera solidaridad.
Respaldamos sin vacilación al Gobierno legítimo que preside el compañero
Nicolás Maduro Moros y la unión cívico-militar del pueblo bolivariano y
chavista.
Condenamos la conducta del
Gobierno de Estados Unidos contra Venezuela centrada en la promoción de
golpes de Estado, magnicidios, guerra económica y sabotaje al suministro de
electricidad. Rechazamos la aplicación de severas medidas coercitivas
unilaterales y el despojo de sus activos, empresas e ingresos por exportaciones.
Estas acciones constituyen una grave amenaza a la paz y la seguridad
regionales, y una agresión directa a la población venezolana, a la que se
pretende doblegar por las vías más crueles.
Llamamos a todos a tomar
conciencia de estos hechos, a reclamar el cese de las medidas coercitivas
unilaterales, a rechazar el uso de la fuerza y a alentar el diálogo respetuoso
sobre la base de los principios del Derecho Internacional y el ordenamiento
constitucional de ese país.
Hace pocos días, Estados Unidos y
un puñado de países decidieron activar el obsoleto Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca que contempla la utilización de la fuerza militar.
Es una absurda decisión que representa un retroceso histórico y un peligro para
la paz y seguridad regionales que pretende justificar, mediante un artificio
legal, la intervención en los asuntos internos de la República Bolivariana de
Venezuela.
Es también una grosera violación
de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, que sus Jefes
de Estado y Gobierno firmaron en La Habana, en enero de 2014. Similar
significado tiene la decisión estadounidense de resucitar a la funesta Doctrina
Monroe, instrumento de dominación del imperialismo bajo el que ocurrieron en
Nuestra América intervenciones e invasiones militares, golpes de Estado,
dictaduras militares y los crímenes más horrendos.
Como vimos hace pocos días en
esta Asamblea, el Presidente de los Estados Unidos suele atacar al socialismo
en repetidos pronunciamientos públicos, con fines claramente electorales, a la
vez que promueve una intolerancia macartista contra quienes creen en la
posibilidad de un mundo mejor y tienen la esperanza de vivir en paz, en armonía
sostenible con la naturaleza y en solidaridad con los demás.
El presidente Trump ignora o
pretende ocultar que el capitalismo neoliberal es responsable de la creciente
desigualdad económica y social que hoy sufren, incluso, las sociedades más
desarrolladas, y que, por su naturaleza, fomenta la corrupción, la
marginalización social, el crecimiento del crimen, la intolerancia racial y la
xenofobia; y olvida o desconoce que del capitalismo surgieron el fascismo, el
apartheid y el imperialismo.
El Gobierno de Estados Unidos
encabeza una grosera persecución contra líderes políticos y movimientos
populares y sociales, mediante campañas de calumnias y procesos judiciales
escandalosamente manipulados y políticamente motivados, para revertir las
políticas que, mediante el control soberano sobre los recursos naturales y la
eliminación gradual de diferencias sociales, construyeron sociedades más justas
y solidarias, que representaron una salida a la crisis económica y social, y
una esperanza para los pueblos de América.
Así hicieron con el ex presidente
de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, para quien reclamamos libertad.
Rechazamos los intentos dirigidos
desde Washington para desestabilizar al Gobierno de Nicaragua, y ratificamos la
invariable solidaridad con el presidente Daniel Ortega.
Nos solidarizamos con las
naciones del Caribe que solicitan legítima reparación por las horrorosas
secuelas de la esclavitud, así como el trato justo, especial y diferenciado que
merecen.
Ratificamos nuestro compromiso
histórico con la libre determinación y la independencia del hermano pueblo de
Puerto Rico.
Apoyamos el legítimo reclamo de
soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas, Sandwich del Sur y Georgias
del Sur.
Señor Presidente:
La conducta del actual Gobierno
de los Estados Unidos y su estrategia de dominación militar y nuclear
constituyen una amenaza para la paz y la seguridad internacionales.
Mantiene cerca de 800 bases militares en todo el mundo. Avanza
proyectos de militarización del espacio ultraterrestre y del ciberespacio, así
como el empleo encubierto e ilegal de las tecnologías de la información y las
comunicaciones para agredir a otros Estados. La retirada de Estados Unidos
del Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y el inmediato
inicio de pruebas de misiles de alcance medio pretenden abrir una nueva carrera
armamentista.
El Presidente de los Consejos de
Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, afirmó el año pasado ante
esta Asamblea: “… El ejercicio del multilateralismo y el respeto pleno a los
principios y normas del Derecho Internacional para avanzar hacia un mundo
multipolar, democrático y equitativo son requerimientos para garantizar la
convivencia pacífica, preservar la paz y la seguridad internacionales y
encontrar soluciones duraderas a los problemas sistémicos”.
Reiteramos el apoyo irrestricto a
una solución amplia, justa y duradera para el conflicto israelo-palestino,
sobre la base de la creación de dos Estados, que permita al pueblo palestino
ejercer el derecho a la libre determinación y a disponer de un Estado
independiente y soberano en las fronteras anteriores a 1967, con Jerusalén
Oriental como su capital. Rechazamos la acción unilateral de los Estados
Unidos de establecer su representación diplomática en la ciudad de Jerusalén.
Condenamos la violencia de las fuerzas israelíes contra la población
civil en Palestina y las amenazas de anexión de territorios de la Cisjordania
ocupada.
Reafirmamos nuestra
invariable solidaridad con el pueblo saharaui y el apoyo a la búsqueda de una
respuesta a la cuestión del Sahara Occidental que le permita el ejercicio del
derecho a la libre determinación y a vivir en paz en su territorio.
Apoyamos la búsqueda de una
solución pacífica y negociada a la situación impuesta a Siria, sin injerencia
externa y con pleno respeto a su soberanía e integridad territorial.
Rechazamos cualquier intervención directa o indirecta sin el acuerdo de
las autoridades legítimas de ese país.
Expresamos nuestra solidaridad
con la República Islámica de Irán ante la escalada agresiva de los
Estados Unidos. Rechazamos la retirada unilateral de Estados Unidos
del Acuerdo Nuclear con Irán. Llamamos al diálogo y a la cooperación, sobre
la base de los principios del Derecho Internacional.
Damos la bienvenida al proceso de
diálogo intercoreano. Solo mediante las negociaciones se puede lograr una
solución política duradera en la península coreana. Condenamos
enérgicamente la imposición de sanciones unilaterales e injustas contra la
República Popular Democrática de Corea.
La continuada expansión de la
OTAN hacia las fronteras con Rusia provoca serios peligros, agravados por la
imposición de sanciones arbitrarias, que rechazamos.
Señor Presidente:
Apoyamos, con admiración, el
llamado de las recientes marchas de estudiantes y jóvenes. El cambio
climático, algunos de cuyos efectos son ya irreversibles, amenaza la
supervivencia de todos, en particular de los Pequeños Estados Insulares en
Desarrollo.
El capitalismo es insostenible.
Sus patrones irracionales e insostenibles de producción y consumo y la
creciente e injusta concentración de la riqueza son la principal amenaza al
equilibrio ecológico del planeta. No habrá desarrollo sostenible sin justicia
social.
El tratamiento especial y
diferenciado a los países del Sur en las relaciones económicas internacionales
no puede seguir siendo soslayado.
La emergencia en la Amazonía nos
impulsa a la búsqueda de soluciones mediante la cooperación de todos, sin
exclusiones ni politización, con pleno respeto a la soberanía de los Estados.
Señor Presidente:
Prolifera la corrupción de los
sistemas políticos y de los modelos electorales y su creciente distancia de la
voluntad de los pueblos. Poderosas y exclusivas minorías, en particular
los grupos corporativos, deciden la naturaleza y composición de gobiernos,
parlamentos e instituciones de impartición de justicia y aplicación de la
ley.
Tras el fracaso de su pretensión
de someter el Consejo de Derechos Humanos, el Gobierno estadounidense optó por
abandonarlo para obstaculizar aún más el diálogo y la cooperación internacional
en la materia.
No es noticia que deba
sorprendernos. Estados Unidos es un país donde los derechos humanos
se violan de forma sistemática y muchas veces de manera deliberada y
flagrante. Treinta y seis mil 383 personas —cien por día— fallecieron en
este país en 2018 por armas de fuego, mientras el Gobierno protege a los
productores y comerciantes de ellas a costa de la seguridad de los ciudadanos.
Noventa y un mil 757 estadounidenses mueren cada año de enfermedades
cardiacas, por falta de tratamiento adecuado. La mortalidad infantil y
materna entre afroamericanos es el doble de la población blanca.
Veintiocho millones de ciudadanos estadounidenses no tienen seguro médico
ni acceso real a servicios de salud; 32 millones no pueden leer ni
escribir funcionalmente; 2,2 millones de ciudadanos estadounidenses están
encarcelados; 4,7 millones bajo libertad condicional y se producen 10 millones
de arrestos al año. Se entiende entonces por qué el Presidente se ocupa
en atacar al socialismo.
Rechazamos la politización, la
selectividad, los enfoques punitivos y los dobles raseros en el tratamiento de
la cuestión de los derechos humanos. Cuba permanecerá comprometida con el
ejercicio, por parte de todas las personas y todos los pueblos, de todos los
derechos humanos, en particular, a la paz, a la vida, al desarrollo y a la
libre determinación.
Debemos impedir que se
imponga un modelo cultural único, totalitario y avasallador que destroce las
culturas nacionales, las identidades, la historia, la memoria, los símbolos, la
individualidad, y que silencie los problemas estructurales del capitalismo que
provoca una desigualdad lacerante que aumenta sin cesar.
El capitalismo llamado
“cognitivo” ofrece lo mismo. El capital digital corona las cadenas de
valor mundiales, concentra la propiedad de los datos digitales, explota la
identidad, la información y el conocimiento y amenaza la libertad y democracia
ya menguadas analógicamente. Necesitamos otras formas de pensamiento
propio, humanista y contra-hegemónico y una acción política decidida para
articular la movilización popular en las redes, en las calles y en las urnas.
Los Estados independientes
necesitan ejercer soberanía sobre el ciberespacio, abandonar el espejismo de
las llamadas “sociedad en red” o la “era del acceso” y, en vez de ello,
democratizar la gobernanza de Internet.
Señor Presidente:
El pensamiento poderoso
y universal del Apóstol de la independencia José Martí continúa inspirando y
alentando a los cubanos de las nuevas generaciones. Sus palabras escritas
pocas horas antes de enfrentar la muerte en combate tienen hoy particular
relevancia y cito: “... ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por
mi país, y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba
que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza
más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es
para eso”.
Fuerza similar tienen
las palabras de Antonio Maceo, quien en 1888 escribió: “Quien intente
apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no
perece en la lucha”.
Es esta la misma y única
Revolución Cubana comandada por Fidel Castro Ruz y que ahora encabezan el
Primer Secretario Raúl Castro y el Presidente Miguel Díaz-Canel.
Y si, a estas alturas,
alguien pretende todavía hacer rendir a la Revolución Cubana, o espera que las
nuevas generaciones de cubanas y cubanos traicionen su pasado y renuncien a su
futuro, repetiremos con el ímpetu de Fidel:
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)
Granma:
28-09-19
¡¡¡VIVA
LA REPUBLICA!!!
Saludos
reublicanos.
La
Habana, 09-10-19
Manuel
Trujillo Artiles.
NOTA: Lo en rojo es de quien suscribe.
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