EL DISCURSO QUE EL LÍDER REVOLUCIONARIO CUBANO EMITIÓ EL 12 DE OCTUBRE 1979, ES DIGNO DE LEER... Y REFLEXIONAR
A un
año de su partida física, no ideológica, queremos traer dos discursos que dio
mucho que hablar por entonces pero que sigue vigente, ese pensamiento de hombre
de Estado y defensor de la humanidad.
“Son muchos los
que razonan con sólidos fundamentos científicos que la humanidad no podrá
sobrevivir a una guerra nuclear total, no solo por la destrucción directa, sino
por la contaminación de las aguas, la tierra y la atmósfera y los colosales
desastres ecológicos que traería consigo. Alguien dijo que los sobrevivientes
envidiarían a los muertos”. Discurso
pronunciado en la Ciudad de Santiago de Cuba el primero de enero de 1984.
El 12 de octubre de 1979, será recordado por
lo que, para muchos, simpatizantes de
Fidel Castro Ruz o detractores, fue el día que el Comandante
cubano emitió uno de sus mensajes más representativos de lo que representaba su
ideología.
Y es que el líder revolucionario
pronunció una serie de frases que hicieron eco en la Organización de las Naciones Unidas
(ONU):
Distinguidos
representantes.
Se habla con frecuencia
de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la
Humanidad.
¿Por qué unos pueblos
han de andar descalzos, para que otros viajen en lujosos automóviles? ¿Por qué
unos han de vivir 35 años, para que otros vivan 70? ¿Por qué unos han de ser
míseramente pobres, para que otros sean exageradamente ricos? Hablo en nombre
de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan. Hablo en nombre de los
enfermos que no tienen medicinas, hablo en nombre de aquellos a los que se les
ha negado el derecho a la vida y a la dignidad humana.
Unos países poseen, en
fin, abundantes recursos. Otros no poseen nada. ¿Cuál es el destino de éstos?
¿Morirse de hambre? ¿Ser eternamente pobres? ¿Para qué sirve entonces la
civilización? ¿Para qué sirve la conciencia del hombre? ¿Para qué sirven las Naciones
Unidas? ¿Para qué sirve el mundo?
No se puede hablar
de paz en nombre de decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de
hambre o enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de
paz en nombre de 900 millones de analfabetos. La explotación de los países
pobres por los países ricos debe cesar.
Sé que en muchos países
pobres hay también explotadores y explotados. Me dirijo a las naciones ricas
para que contribuyan. Me dirijo a los países pobres para que distribuyan.
¡Basta ya de palabras! Hacen falta hechos. ¡Basta ya de abstracciones! Hacen
falta acciones concretas. ¡Basta ya de hablar de un nuevo orden económico
internacional especulativo que nadie entiende! Hay que hablar de un orden real
y objetivo que todos comprendan.
No he venido aquí como
profeta de la Revolución, no he venido a pedir o desear que el mundo se
convulsione violentamente. Hemos venido a hablar de paz y colaboración entre
los pueblos. Y hemos venido a advertir que si no resolvemos pacífica y
sabiamente las injusticias y desigualdades actuales, el futuro será
apocalíptico.
El ruido de las armas,
del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe
cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se pueden resolver
con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos,
a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la
ignorancia. No pueden tampoco matar la justa rebeldía de los pueblos. Y, en el
holocausto, morirán también los ricos, que son los que más tienen que perder en
este mundo.
Digamos adiós a las
armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra
era, esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas
del mundo. Esa es, además. la premisa indispensable de la supervivencia humana.
Muchas gracias.
En la noche, Plaza de la
Revolución, de la partida de Fidel se
oye una voz (Daniel Ortega Presidente de Nicaragua) quien pregunta: ¿¡¡Donde
está Fidel!!? El pueblo le contesta: ¡¡Aquí!!
Insiste Daniel en la pregunta: ¿¡¡Donde está Fideeeell? El pueblo vuelve
a contestarle: ¡¡¡Aaaa…quiiiiii….i!! Daniel Ortega insiste en la misma pregunta
exclamando: ¿¡¡¡DONDE ESTA FIDEEEELLL!!!? El pueblo le contesta:
¡¡¡Aquiiiiii!!! Y añaden los concentrados en la Plaza de la revolución: ¡¡¡Yo
soy Fidel!! ¡¡Yo soy Fidel!! ¡¡Yo soy Fidel!!
¡¡¡HASTA SIEMPRE
COMANDANTE!!!
¡¡VIVA LA RELPUBLICA!!
Saludos republicanos.
La Habana, 23-11-17
Manuel Trujillo Artiles
No hay comentarios:
Publicar un comentario